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Son sus doscientos sesenta kilómetros de costa, plagada de playas de fi-
nísima arena dorada, uno de sus principales recursos turísticos. Una costa
repleta de sorpresas paisajísticas en la que se configuran tierra, mar y
antiguas fortalezas, e incluso restos de antiguas civilizaciones como las
ruinas romanas de Baelo Claudia.
La provincia de Cádiz destaca igualmente por su importante patrimonio
natural, por sus Parques y Espacios Naturales Protegidos de excepcio-
nal riqueza ecológica y diversidad de recursos propios, con un total de
200.000 hectáreas de bosques, humedales, playas y salinas
La visión pintoresca y original de la provincia la ofrecen los llamados pue-
blos blancos. Su nombre proviene de la antigua costumbre de los habi-
tantes de encalar las fachadas de sus casas, adornándolas con macetas
de flores de vivos colores, creando un espectáculo cromático, al que se
une el dorado del sol, el marrón de la montaña, el verde de la serranía y
el azul del cielo.
Pero es el duende de la gente de Cádiz, ese encanto misterioso difícil de
explicar con palabras, lo que nos atrapa y lo que deja maravillados a los
miles de visitantes que comparten los famosos Carnavales de febrero,
fiesta reconocida turísticamente desde hace años como de Interés Inter-
nacional.
Its 200 km of coastline and beaches with fine, golden sand are one of the
main attractions of this province. But there's more to the landscape than
just land and sea, like coastal fortresses and remains of ancient civilisa-
tions such as the Roman ruins of Baelo Claudia.
The province of Cadiz is also renowned for its extensive natural heritage,
with nature reserves and parks displaying exceptional ecological diversity,
and 200,000 hectares of forests, wetlands, beaches and salt marshes.
A more picturesque aspect of the province can be found in the pueblos
blancos or white villages, so called because the villagers follow an age-
old custom of whitewashing the façades of their houses and decorating
them with brightly-coloured flowerpots which, along with the golden sun-
shine, the brown mountains, the green valleys and the blue sky, makes for
a veritable feast for the eyes.
But it is the duende, that mysterious and hard-to-describe charm and
wit that is so typical of Cadiz locals, which captures the hearts of the
thousands of visitors who visit Cadiz every February to enjoy the famous
carnival, a celebration that has been officially declared as a tourist attrac-
tion of international interest.
CA